Inicio Análisis político Enrique Vidales Ripoll La mezquindad florece en algunos legisladores federales

La mezquindad florece en algunos legisladores federales

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Cuando no podemos entender el por qué los señores legisladores se auto asignaron un bono de alrededor de 728 mil pesos mientras el pueblo se debe sentir agradecido con apenas 7 pesos más al salario mínimo, los representantes populares se dedican a cumplir con el reto maniquí y hacen su propio video que suben a las redes y, por último, la bancada de PRD toma una piñata de Donald Trump para romperla a ritmo de mantadas de madres en su propia posada.

En verdad, no tienen “progenitora” los legisladores. Esto va más a allá de un simple cinismo, ineficacia y estupidez y la combinación de todas juntas.

En primera lo que queremos los ciudadanos son resultados en los actos de gobierno para el beneficio social y económico de las familias. Aunque la cifra del salario mínimo no la imponen los legisladores, el marco jurídico que lo sustenta está en sus manos según el mandato constitucional al ser el órgano del Estado mexicano para la creación de las leyes en el país.

Algunos se rasgan las vestiduras y dicen que no van a aceptar ese dinero del “bono navideño”. Como si realmente se sintieran comprometidos con los ciudadanos a quienes creen que son idiotas en su mayoría. No se equivoquen más. La asignación presupuestaria la hacen ellos mismos. Los que deciden sobre cómo se gasta el dinero en la administración pública, incluyendo la organización y el pago de nómina de los propios legisladores son ellos mismos. A menos que tengamos que aceptar que no los sabían, pero que al final, los retrata como ineficientes e ignorante de lo ellos por sí mismos están legislando.

Además, que tan bajo cae la imagen e importancia del legislador.

Nuestra Constitución es muy clara. Somos una república federal, democrática, laica y representativa. Donde el Poder Supremo Federal se deposita para su ejercicio en tres poderes: el ejecutivo, legislativo y judicial. El segundo a cargo de un Congreso General conformado por dos cámaras: la de diputados y la de senadores.

En pocas palabras, los legisladores son funcionarios que nos representan y conforman un poder del Estado mexicano. Es un organismo de Estado que como tal debe comportarse a la altura para los asuntos internos y externos.

Es cierto que los ciudadanos solemos polemizar con las piñatas las frustraciones políticas y sociales. Hasta cierto punto es un derecho de libertad. Los legisladores tienen una función que va más a allá de ser simples ciudadanos. Especialmente los senadores en cuyas funciones recae la vigilancia de la política exterior del país.

Tomar a Donald Trump, un presidente electo bajo las normas electoral de los Estados Unidos de Norteamérica y que por principio de no intervención en la política exterior mexicana se debe respetar, es insultar a la estructura de otro gobierno. Esto es inadmisible, por más que no estén de acuerdo los legisladores hay principio de política internacional y por respeto y convivencia entre los pueblos que están vigentes. Principios que son rectores de la vida política, social y económica de México con otras naciones.

¿Cómo puede tomar la nueva administración de Trump el comportamiento de esos legisladores?

Cuando deberían tener puentes de entendimiento que permitan defender los intereses de los miles de migrantes mexicanos, los “orgullosos perredistas” creen que así es como muestran que están de lado de los ciudadanos. Muy equivocados. En la realidad su mezquindad no les hace ver que tales conductas le dan la razón al magnate para despreciar al mexicano. Una total falta de oficio político que debería estar inclusive encima del sentido común.

Lamentable y patético estos casos que muestran la falta de dignidad en legisladores que, en vez de ser auténticos representantes del Estado mexicano, se comporta de forma vil y despreciable para la investidura que tienen.

…. Y así quieren cobrar más.