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Consulta a la base…

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AYER EL RETO PARA LOS PARTIDOS POLÍTICOS FUE VENCER LA APATÍA, HOY EL RETO ES VENCER LA INCREDULIDAD, LA DESCONFIANZA Y EL RECHAZO.

Consulta a la base…

La propuesta no es nueva, ni novedosa, está en los estatutos de varios partidos políticos. Sin embargo, en cada partido significa cosas diferentes. El método está contemplado en las reglas básicas de las instituciones políticas electorales.

Que la militancia elija a sus candidatos de forma abierta es una propuesta real y viable. Sobre todo ahora que la propia militancia está dispuesta a luchar con todo para ganar la elección del 2018. La militancia partidista, quiere defender a su partido apoyando a los candidatos con los que se identifica. Eso es contundente.

El exhorto que hizo Ivonne Ortega Pacheco a todos los partidos políticos, de realizar consultas a la base y a la ciudadanía, se da en medio de un momento crítico para el sistema político. Crítico porque la población está inconforme con los gobiernos, con sus diputados, con sus jueces, con sus magistrados, con sus servidores públicos.

Los partidos políticos encaran una seria amenaza rumbo a las elecciones del 2018, se llama Andrés Manuel López Obrador, el hombre que por su propuesta se fortalece a diario con la inconformidad de la gente. AMLO es la apuesta de quienes quieren ver tanto al PRI como al PAN y al PRD, humillados y derrotados.

Para llegar al 2018 con reales oportunidades de obtener la victoria, los partidos deberán primero, vencer la incredulidad de la gente. Que la gente vuelva a creer en ellos dependerá de sus esfuerzos por elegir a sus candidatos mediante procesos “limpios”, es decir, liberados de los vicios y de las prácticas que los han enturbiado en el pasado.

Las condiciones están dadas para que los partidos políticos le tengan confianza a las contiendas internas. Aunque es válido el sentimiento de temor por las experiencias del pasado. Por ejemplo, el PAN vivió el tormento de una contienda interna en la que Josefina Vázquez Mota sufrió la arremetida de su propio líder, el Presidente Felipe Calderón al enfrentarse a su “delfín”, Ernesto Cordero. Incluso el PRI en el año 2000 padeció los efectos de la pelea entre el “delfín” del presidente Ernesto Zedillo, Francisco Labastida y Roberto Madrazo Pintado. Ambos momentos significaron la pérdida de la presidencia de la república para el PAN como para el PRI.

Haciendo una precisión al respecto de estos hechos mencionados, debo decir que en ambos casos, tanto la derrota de Josefina como la de Labastida, parecían estar “pactadas”. Sí, en el colectivo social permeó la idea de que Zedillo hizo todo por entregar a Fox la presidencia; aún se recuerda el mensaje presidencial donde felicitó a Vicente Fox como el ganador, cuando apenas se empezaba a contar los votos de la elección. Calderón por su parte hizo todo por lastimar la candidatura de Josefina. El PAN bajo hasta el tercer lugar de la votación. Y Calderón feliz sin remordimiento de conciencia, como Zedillo.

Sin embargo, las cosas parecen diferentes en esta ocasión. Los priistas no consideran que Enrique Peña Nieto quiera entregar la elección. Aunque en sus pláticas, siempre sale a relucir la posibilidad. El Presidente Peña Nieto tiene apenas un 12% de aprobación según los sondeos hechos a la población. Su partido está bajo el severo escrutinio de la gente y definitivamente tiene más que perder que ganar.

La consulta a la base parece ser el método más indicado en estos momentos para darle viabilidad a la victoria electoral, llámese el partido que sea.

No es que los partidos políticos no sean democráticos, pues sus métodos para seleccionar a sus candidatos están avalados por estatutos aprobados por el INE según los ordenamientos de la ley electoral. La relevancia es que una consulta a la base y a la ciudadanía está más libre de la sospecha de una imposición. Porque la imposición sin duda, abrirá la puerta de la desconfianza social. Entonces se consumará el dicho “son más de lo mismo”.

La propuesta está en la mesa, pueden los partidos políticos o no tomarla. Lo cierto es que ante la gran ventaja que tiene Andrés Manuel López Obrador sobre los demás aspirantes, queda mirar hacia la ciudadanía. En la ciudadanía están las respuestas.

López Obrador no tiene el apoyo de todos los mexicanos. Hoy tiene cuando mucho a un tercio de la votación, pero que si los demás partidos se equivocan al seleccionar a sus candidatos, podría crecer más allá de su piso. Ahora sí que, AMLO solo espera la ayuda del PRI del PAN y del PRD. Con los lastimados y enojados, de esos partidos, AMLO se encarrilará sin problemas hacia la victoria.

En México la propuesta ha tocado fibras sensibles. A lo largo y ancho del país, la clase política está pensando seriamente el tema de la consulta a la base. Imagine usted que el partido que sea ponga a consideración de su militancia y de la ciudadanía la elección de sus candidatos, si lo planean bien y se organizan con transparencia, se verán fortalecidos, recuperarán la credibilidad social y tendrán candidatos competitivos. Se erradicará el fantasma de la imposición y con ello, podrán encarar el reto de ganarle a la inconformidad y al rechazo que en la actualidad, son la principal fuerza que sustenta el sueño de AMLO, ser presidente constitucional de México.

El exhorto de Ivonne Ortega solo es eco de la expresión ciudadana que entiende perfectamente lo que le pasa al país y que diagnostica de forma precisa el mal que hay que vencer. Lo demás es responsabilidad de los que manejan la vida interna de los partidos políticos.