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EDITORIAL 8 DE NOVIEMBRE 2009

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medida que una madre de familia tiene para constar que se requiere de más ingreso familiar para el sostén de todos sus integrantes. Al presidente se le reconoce su esfuerzo para mitigar la crisis, pero hay que decirlo, sus esfuerzos hasta el momento no son efectivos.
Sus críticos le reprochan el slogan que utilizó en la campaña política “seré el presidente del empleo”, y aunque es válido, no ayuda a construir la plataforma política, no es la fórmula para sacar adelante al país.
El presidente Calderón ha bregado con la desgracia desde su arribo a la presidencia, en primer lugar se quedó solo, sin aliados políticos, sin su mano derecha (Juan Camilo Mouriño) y sin operadores políticos que tanta falta le hacen. Ha sufrido serios desgastes, sobre todo en el último tramo, cuando en la búsqueda de más recursos acusó a sus amigos empresarios de no pagar impuestos como lo debieran hacer. El presidente de plano estaba molesto.
El país necesita de una gran política económica que base su acción en la eficacia de sus estrategias. Nadie le aplaude y tampoco a los diputados que se le sumaron el alza a los impuestos. Y es que, él mismo empeñó su palabra para no subirlos, lo dijo en campaña y luego se tuvo que echar para atrás. La credibilidad es el factor fundamental que hoy le empieza a abandonar.
No es que el presidente sea una persona mala o irresponsable, lo que pasa es que la vida ha sido ingrata con él, se ha quedado sin aliados, sin operadores, sin un partido talentoso y tiene que recurrir al golpe sobre la mesa para mostrar su “poder”. Así pues, la economía de nuestro país entra en una etapa de sufrimiento y de tensión, porque los que siempre han pagado impuestos, seguirán pagando más.
Parece que el presidente solo quiso agradar a los gobernadores, quienes en su  mayoría de extracción priísta sacrificaron un poco de su capital político, apostándole a la arraigada pérdida de la memoria social de la que adolece, para obtener recursos para sus estados. Buena jugada política para ellos, pero mala para el presidente.
No, no hay mejoría social, habrá indicios numéricos, pero no mejoras en las condiciones de vida de las familias mexicanas. Lo mejor sería que el presidente no mencionara nada de eso, porque él mejor que nadie sabe, que lo que dice solo es un intento  por vender una falacia.