Inicio Análisis político Editoriales EDITORIAL DEL 6 DE NOVIEMBRE DEL 2009

EDITORIAL DEL 6 DE NOVIEMBRE DEL 2009

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México recibe la noticia del relevo en la presidencia de la Institución más importante para el sistema político mexicano. La CNDH es la evidencia del gran esfuerzo que se ha realizado por construir una democracia útil y real para los mexicanos, institución, a la que deberíamos valorar con más intensidad.

Muchas son las observaciones sobre la actuación de dicho organismo, todas producto del desgaste político que implica su actuación. Se dice que si sus atribuciones no son contundentes, que a menudo la CNDH se entromete en la vida pública y la entorpece. Sin embargo, gracias a ella la población tiene a quien recurrir cuando las autoridades de plano pisotean los derechos de la gente; es la protección que el mismo sistema se genera para no caer en los excesos del poder. Es el remedio más rápido al dolor que produce la impunidad.

Es tiempo de confiar en las instituciones, es tiempo de fortalecer a la CNDH, hubiera sido bueno que en los tiempos de la legislación que se está generando se reformara la Ley de Derechos Humanos a fin de dotar a la CNDH con atribuciones de gran alcance, que sus límites no llegaran hasta la simple recomendación sino que la sobrepasaran y le permitieran incluso configurar delitos y castigar a los abusivos servidores públicos federales, estatales y municipales que a menudo se sienten plenipotenciarios y emplean su puesto para hacer daño y lastimar a los ciudadanos.

Es bueno saber que el nuevo presidente de la CNDH fija su postura de combatir el abuso y la violación de los derechos cívicos, sería bueno también que el presidente de la república nos garantizara que su gobierno también lo hará, porque conocer noticias como las relacionadas con la liberación de los presos de Acteal que después de casi 10 años, resultaron inocentes porque se les fabricaron expedientes con base a mentiras y suposiciones, no solo nos lacera democráticamente, sino que nos produce rencores sociales que representan un peligro latente para la paz y la estabilidad social.

Recuperar la confianza solo es posible si se hace creíble la actuación de las instituciones de gobierno. Y en ésta tarea vamos todos, gobierno, sociedad y CNDH.