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El panismo yucateco está quebrado y confrontado

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Por donde se quiera ver, desde cualquier ángulo, desde cualquier trinchera, desde cualquier latitud, el panismo yucateco está “quebrado” y confrontado.

La división se acentúa con el reclamo preciso de la militancia, hacia su dirigencia y hacia los nuevos liderazgos.

Las voces panistas no esconden su sentir. Aquí tres aspectos que como evidencias, muestran la angustiante realidad del panismo en tierras del mayab.

1.- Los panistas exigen un cambio en la directiva estatal. No están de acuerdo en mantener a una directiva que por sus hechos ha demostrado ser insensible con la militancia. Es, de hecho, la peor dirigencia que haya tenido el PAN como partido, afirman. Incluso se atreven a decir sin recato, que superó a la de Magaly Cruz Nucamendi, de tristes recuerdos. Aseguran que el presidente estatal es un político sin ideas, sin propuestas, sin vocación de servicio, sin más interés que el de sujetarse al presupuesto del partido. La derrota del pasado julio del 2012, aseguran, tiene nombre y apellido: Hugo Sánchez Camargo. Sin convocatoria, sin liderazgo y sin la militancia de su lado, Sánchez Camargo trata de movilizarse para aferrarse al cargo. Acaba de incorporar a Huacho Díaz Mena a la dirigencia estatal, con la idea de apuntalar su ascenso, aunque otros establecen que es un acto para acelerar su salida. Y en el ámbito municipal, la inoperancia se acentúa a medida que avanza el tiempo. Y es que parece que Gerardo Bolio no evolucionó. Su liderazgo no se muestra, no pesa y parece mucho calificarlo como líder del PAN en Mérida. Acto que realiza, acto que fracasa, dicen.

2.- Los panistas no terminan por asimilar las razones por las que el alcalde Renán Barrera no incluyó en su equipo de trabajo a militantes del PAN. Muchos panistas se quedaron fuera del Ayuntamiento, sin empleo, incluso muchos que tenían más de 5 años de antiguedad. Pero lo que no le perdonan al alcalde es que fomente la división interna al permitir que diversos funcionarios se conduzcan “por la libre”. Diversos funcionarios usan los recursos del Ayuntamiento para promover su imagen. Salvador Vitelli Macías se ha encargado de incrementar la tensión al interior del gobierno municipal llevando “agua a su molino”. Pero lo que más irrita a la militancia blanquiazul, es la forma de proceder de Renán Barrera, que da al traste con las banderas cívicas del panismo tradicional. El tema de la adjudicación directa de 72 mil lámparas es un asunto que genera molestia entre ellos, pues afirman que precisamente esa es la forma de garantizar la transparencia y la rendición de cuentas. Al interior de su gobierno existe grandes disputas, incluso regidores que se asumen ya como sucesores del alcalde. Otros, de plano ya no obedecen órdenes, y propician la disputa directa. Para la militancia, es claro que el alcalde se alejó de los principios panistas. Renán no es un líder para ellos. Ni pensar en que su presencia sea capaz de generar unidad.

3.- Las heridas producidas durante el proceso interno rumbo a las elecciones del 2012, aún están abiertas. Son agudas y dejaron cicatricez en unos y dolencias presentes en otros. La pérdida de la presidencia de la república es un duro golpe que ahonda la confrontación. La traición y la mentira asesinaron la buena voluntad de muchos panistas que creyeron en los nuevos liderazgos. El PAN se convirtió en la tercera fuerza electoral a nivel nacional. Y en Yucatán, a pesar de recuperar la alcaldía de Mérida, la fe literalmente está lisiada.

No existe buen ánimo, existen sí, algunos animadores que pretenden en las redes sociales “prenderlo”, pero es difícil, el PAN como partido no está integrado, ni unido, ni mucho menos esperanzado.

Tres quieren ser candidatos a presidente municipal de Mérida: Mauricio Vila, Salvador Vitelli y Raúl Paz Alonzo. Y salvo el último, los otros no tienen garantizado que la militancia en pleno les responda con fe.

El PAN se merece otra directiva y otra estrategia, porque está “quebrado” y confrontado.