Inicio Análisis político Enrique Vidales Ripoll ¿Hay algo malo en decir que el PAN vive una tragedia?

¿Hay algo malo en decir que el PAN vive una tragedia?

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Parece que el síntoma de perder
la cabeza, el piso y la cordura ya se convierte en una regla en la
declaración y en el actuar de quienes en el PAN se esperaría lo
contrario. No es posible justificar bajo ninguna circunstancia el
exabrupto del diputado estatal Renán Barrera, por poner otro ejemplo,
que en las redes sociales en virtud de la visita del Presidente Felipe
Calderón escribió que los asistentes al encuentro presidencial deberían
tener mucho cuidado con su cartera al estar en el evento varios
funcionarios del gobierno del estado. ¿Es correcta esa actitud de un
legislador que ante todo debe ser respetuoso con todos los actores
políticos amigos o de oposición?



Renán Barrera sabe de sobra lo
que significa ser calumniado. Ya una vez ya perdió con Ricardo Dájer por
guerra y campaña sucia, judicialmente comprobada su mentira y condenado
a tanto a  retractarse públicamente como pagar por indemnización de
daño moral. Si continua con esa actitud irrespetuosa y calumniadora
esperamos que él sí cuide su "dieta" para que ahorre por si alguien se
decide a demandarlo nuevamente por calumnia e infamia y sea condenado
reincidentemente.



Tenemos también los últimos
hechos de Kanasin donde el Alcalde del PAN incumplió el acuerdo que
firmó y sello con el escudo del Ayuntamiento, que ante la protesta de
quienes se sintieron afectados por la falta de palabra y compromiso del
primer regidor, sin mediar ya conciliación y diálogo se envía a la
policía municipal a literalmente "vamos a partiles toda la madre" así lo
han denunciado diversos ciudadanos, especialmente mujeres que sufrieron
directamente el ataque salvaje de los uniformados por las órdenes de
las autoridades municipales.



¿Cuánto no han insistido por los
panistas en acusar a la Alcaldesa Angélica Araujo y a la Gobernadora
Ivonne Ortega de los hechos violentos del 4 de julio?



Hoy que tiene la oportunidad de
demostrar el compromiso irrestricto a favor de la dignidad y respeto a
la persona humana, tal y como lo sostienen sus principios en sus
documentos básicos. La han perdido cuando sale el presidente estatal
Hugo Sánchez Camargo a avalar a la autoridad municipal que utilizó a su
propia policía para reprimir violentamente a quienes sólo evidenciaban
que no había cumplimiento en la palabra firmada en acuerdo.



La incongruencia, la falta de
propuesta, la insensibilidad, el empobrecimiento de sus principios y
valores básicos y fundamentales sumergen al PAN de Yucatán en una
tragedia política en extremo opuesto de la consolidación de un proyecto
político viable.



No es cuestión de estar siempre
señalando los errores del PAN por consigna. No como algunos "jodones"
que sin ver dentro de partido ni los avances sociales que hay en el
actual gobierno no desaprovechan la oportunidad para denostar cualquier
acción de gobierno. Por un lado se entiende su posicionamiento, pero al
final no se justifica la carencia de oficio ni propuesta política.



AL CALCE. Hace un par de años se
anunció con bombos y platillos que en México había prisa por ya contar
con su propia refinería. No es posible que siga subiendo el precio de
petróleo, lo que por materia prima deberíamos aprovechar el alto precio
de venta; pero en sentido contrario, por la exportación del mismo, y el
posterior reingreso ya refinado, el precio de la gasolina aumenta
igualmente.



¿Qué paso con el plan de gobierno
de la nueva refinería que abarataría costos de producción y
distribución que mejoraría el precio de las gasolinas en nuestro país?



El problema es que ni siquiera es
una obra de "primera piedra", sino una "obra de discurso", donde su
anuncio mediático sólo persiguió calmar las ansias inflacionarias en su
momento, porque en realidad, la falta de acciones sólo significa que no
hay interés en el gobierno de emprender las acciones que atiendan el
reclamo justo de los ciudadanos que son afectados con las alzas
recurrentes y sistemáticas de la gasolina.



Reflexión final. En esta columna
no se habla por buscar satisfacer a nadie en particular. Como periodista
uno sólo retrata la realidad. Si ante mis ojos está es la realidad que a
otros incomoda, valdría la pena cuestionar a aquéllos ¿qué es lo que
están haciendo para que nos callen la boca?