La semana pasada el presidente del CDE del PAN, Hugo Sánchez Camargo tomó tribuna mediática para dar a conocer las supuestas obras inconclusas del gobierno del estado. Incluso hizo su berrinche y rompió un ejemplar del Informe del Gobernador Rolando Zapata Bello, todo para la foto.
El día de ayer el presidente del CDM en Mérida, del PAN, Gerardo Bolio de Ocampo, hizo lo propio, aprovechando las condiciones mediáticas.
Nadie les prohíbe denunciar lo que gusten y manden. Pero ambos directivos evitan criticar al alcalde de Mérida de extracción panista que tiene literalmente sumida a la Ciudad en un abandono total. Y no se les culpa, lo que pasa es que olvidan que como organismo público que se define como un partido que abandera las causas sociales más sentidas de la sociedad, están faltando a este principio.
Y hablaremos específicamente de los baches de la Ciudad de Mérida, en esta ocasión. Ya son más de un millón de baches en toda la Ciudad y sus comisarías.
Se desgañitan criticando al gobierno del estado y no es que no esté bien que lo hagan pero, si fueran congruentes harían lo mismo con el gobierno de la Ciudad, que encabeza Renán Barrera.
Y la pregunta es ¿por qué obedecen a Renán Barrera como si fuera el cacique blanquiazul?. La respuesta está en el hecho de que el alcalde les provee de todo lo necesario.
¿Y qué, no les duele cuando su auto se hunde en los baches?. ¿En serio no les duele?. El alcalde dispuso de 2 mil 800 millones de pesos durante el ejercicio 2013 y no acabó con ese problema. Incluso medio lograron arreglar un cuarto de la Ciudad y con las lluvias del 2014 ya se volvieron a abrir.
Se suponía que en el PAN nunca actuarían como dicen actúa el PRI.
Es evidente que sí “llevan un priísta dentro”.
El mismo Ernesto Cordero, hoy candidato a presidente del CEN del PAN, afirmó en Yucatán que “quiere dirigir al PRI para honrar su legado”.
En fin, vamos a ver qué sucede, el problema para el PAN que se les gasta el “parque”, porque mientras enloquecen con acusaciones contra el gobierno, el Ayuntamiento de Mérida acaba con la paciencia de los meridanos por su mala administración, corrupción, e ineptitud.
